西语童话:Lacasavieja(3)
-?Oh! -sonrió el anciano-, no tan solo como crees. A menudo vienen a visitarme los viejos pensamientos, con todo lo que traen consigo, y, además, ahora has venido tú. No tengo por qué quejarme. Entonces sacó del armario un libro de estampas, entre las que figuraban largas comitivas, coches singularísimos como ya no se ven hoy día, soldados y ciudadanos con las banderas de las corporaciones: la de los sastres llevaba unas tijeras sostenidas por dos leones; la de los zapateros iba adornada con un águila, sin zapatos, es cierto, pero con dos cabezas, pues los zapateros lo quieren tener todo doble, para poder decir: es un par. ?Qué hermoso libro de estampas! El anciano pasó a otra habitación a buscar golosinas, manzanas y nueces; en verdad que la vieja casa no carecía de encantos. -?No lo puedo resistir! -exclamó de súbito el soldado de plomo desde su sitio encima de la cómoda-. Esta casa está sola y triste. No; quien ha conocido la vida de familia, no puede habituarse a esta soledad. ?No lo resisto! El día se hace terriblemente largo, y la noche, más larga aún. Aquí no es como en tu casa, donde tu padre y tu madre charlan alegremente, y donde tú y los demás chiquillos están siempre alborotando. ?Cómo puede el viejo vivir tan solo? ?Imaginas lo que es no recibir nunca un beso, ni una mirada amistosa, o un árbol de Navidad? Una tumba es todo lo que espera. ?No puedo resistirlo! - No debes tomarlo tan a la tremenda -respondió el ni?o-. Yo me siento muy bien aquí. Vienen de visita los viejos pensamientos, con toda su compa?ía de recuerdos. -Sí, pero yo no los veo ni los conozco -insistió el soldado de plomo-. No puedo soportarlo. -Pues no tendrás más remedio -dijo el chiquillo. Volvió el anciano con cara risue?a y con riquísimas confituras, manzanas y nueces, y el peque?o ya no se acordó más del soldado. Regresó a su casa contento y feliz; transcurrieron días y semanas; entre él y la vieja casa se cruzaron no pocas se?as de simpatía, y un buen día el chiquillo repitió la visita. Los trompeteros de talla tocaron: ??Taratatrá! ?Ahí llega el peque?o! ?Taratatrá!?; entrechocaron los sables y las armaduras de los retratos de los viejos caballeros, crujieron las sedas, ?habló? el cuero de cerdo, y los antiguos sillones que sufrían de gota en la espalda soltaron su ?ay! Todo ocurrió exactamente igual que la primera vez, pues allí todos los días eran iguales, y las horas no lo eran menos. -?No puedo resistirlo! -exclamó el soldado-. He llorado lágrimas de plomo. ?Qué tristeza la de esta casa! Prefiero que me envíes a la guerra, aunque haya de perder brazos y piernas. Siquiera allí hay variación. ?No lo resisto más! Ahora ya sé lo que es recibir la visita de sus viejos pensamientos, con todos los recuerdos que traen consigo. Los míos me han visitado también, y, créeme, a la larga no te dan ningún placer; he estado a punto de saltar de la cómoda. Los veía a todos allá enfrente, en casa, tan claramente como si estuviesen aquí; volvía a ser un domingo por la ma?ana, ya sabes lo que quiero decir. Todos los ni?os colocados delante de la mesa, cantaban su canción, la de todas las ma?anas, con las manitas juntas. Sus padres estaban también con aire serio y solemne, y entonces se abrió la puerta y trajeron a su hermanita María, que no ha cumplido aún los dos a?os y siempre se pone a bailar cuando oye música, de cualquier especie que sea. No estaba bien que lo hiciera, pero se puso a bailar; no podía seguir el compás, pues las notas eran muy largas; primero se sostenía sobre una pierna e inclinaba la cabeza hacia delante, luego sobre la otra y volvía a inclinarla, pero la cosa no marchaba. Todos estaban allí muy serios, lo cual no os costaba poco esfuerzo, pero yo me reía para mis adentros, y, al fin, me caí de la mesa y me hice un chichón que aún me dura; pero reconozco que no estuvo bien que me riera. Y ahora todo vuelve a desfilar por mi memoria; y esto son los viejos pensamientos, con lo que traen consigo. Dime, ?cantan todavía los domingos? Cuéntame algo de Marita, y ?qué tal le va a mi compa?ero, el otro soldado de plomo? De seguro que es feliz. ?Vamos, que no puedo resistirlo! 相关资料 |