西语童话阅读:Ladríade(1)
Estamos de camino hacia París, para ver la Exposición. Ya llegamos. ?Vaya viaje! Fue volar sin arte de magia. Nos impulsó el vapor, lo mismo por mar que por tierra. Sí, nos ha tocado vivir en la época de los cuentos de hadas. Nos hallamos en el corazón de París, en un gran hotel. Flores adornan las paredes de la escalera, mullidas alfombras cubren los pelda?os. Nuestra habitación es cómoda. Por el balcón abierto se domina la perspectiva de una gran plaza. Allí está la primavera, ha llegado a París al mismo tiempo que nosotros. La vemos en figura de un joven y majestuoso casta?o, con delicadas hojas recién brotadas. ?Qué bello está, con sus galas primaverales, eclipsando todos los demás árboles de la plaza! Uno de ellos ha sido borrado del número de los vivos; yace tendido en el suelo, arrancado de raíz. En su lugar será trasplantado y prosperará el joven casta?o. éste se encuentra todavía en el pesado carro que, de madrugada, lo transportó desde el campo, a varias millas de París. Durante varios a?os había crecido al lado de un fornido roble, a cuya sombra solía sentarse el anciano y venerable párroco para contar sus cuentos a los ni?os. El casta?o escuchaba también: la dríade que moraba en él era aún una ni?a. Se acordaba todavía del tiempo en que el diminuto árbol sobresalía apenas de las hierbas y los helechos. éstos habían alcanzado ya el límite de su desarrollo, mas no el árbol, que seguía creciendo a?o tras a?o, gozando del aire y del sol, bebiendo el rocío y la lluvia, sacudido y agitado por los fuertes vientos. Todo esto forma parte de la educación. La dríade gozaba de su existencia, del sol y del gorjear de los pájaros. Pero lo que más le gustaba era la voz humana; comprendía su lenguaje, lo mismo que el de los animales. 相关资料 |