西语阅读学习资料:《一千零一夜》连载十六
Y desde aquel instante, sin género de duda, quedó pre?ada Sett El--Hosn, segun verás en lo que sigue, ?oh Emir de los Creyentes! Y Badreddin se tendió al lado de Sett El-Hosn, pasándole con suavi-dad la mano por debajo de la cabeza, y ella le rodeó también con su brazo, enlazándose ambos estrechamente, y antes de dormirse se recitaron estas estrofas admirables: ?No temas nada! ?Y no hagas caso de los consejos del envidioso, pues no será el envidioso quien sirva a tus amores! ?Cuando el mundo ve a dos corazo-nes unidos por ardiente pasión, trata de herirlos con el acero frío! ?Pero tú no hagas caso! ?Cuando el Destino pone una beldad a tu paso, es para que la ames y para que con ella únicamente vivas! Y esto es acodo lo que acaeció a Hassán Badreddin y a Sett El-Hosn, la hija de su tío. El efrit, por su parte, se apresuró a ir en busca de, su compa?era la efrita, y uno y otro admiraron a los dos jóvenes dormidos. Luego el efrit dijo a la efrita: “Habrás visto, her-mana, que tenía yo razón. Ahora debes cargar con el joven y llevarlo al mismo sitio de adonde lo cogí, al cementerio de Bassra, en la tourbeh de su padre Nureddin. Y hazlo pronto, que yo te ayudaré, pues ya apunta el día y no es posible que dejemos así las cosas.” Entonces la efrita levantó al joven Hassán dor-mido, se lo echó a cuestas, sin más ropa que la camisa, y voló con él, seguida de cerca por el efrit. De im-proviso, durante la carrera por el aire, al efrit le asaltaron deseos res-pecto a la efrita, yendo cargada con el hermoso Hassán. Y la efrita no se hubiese opuesto en otra ocasión; pero ahora temía por el joven. Además intervino, afortunadamente, Alah, en-viando contra él efrit a unos ángeles, que le echaron encima una columna de fuego y lo abrasaron. Y la efrita y Hassán se vieron libres del terrible efrit, que acaso los hubiese desplo-mado desde aquella altura. Entonces la efrita descendió al suelo, hacia el mismo sitio donde había caído el efrit. Pero había escrito el Destino que el lugar donde la efrita depositara a Hassán Badreddin (por no atreverse a transportarlo ella sola más lejos) estaría muy próximo a la ciudad de Damasco, en el país de Seham. Y entonces la efrita llevó a Hassán muy cerca de una de las puertas de la ciudad, lo dejó suavemente en tierra y echó a volar otra vez. Cuando llegó la aurora, abriéron se las puertas de la ciudad, y los que salieron de ella se asombraron ante aquel maravilloso joven dormi-do, sin más ropa que la camisa y con un gorro de dormir en la cabeza en vez de turbante. Y se decían unos a otros: “?Es asombroso! ?Mu-cho habrá tenido que velar para estar ahora dormido tan profunda-mentel” Y otros dijeron: “?Alah, Alah! ?Hermoso joven! Pero ?por qué estará casi desnudo?” Otros con-testaron: “Probablemente, este po-bre joven habrá pasado en la taber-na más tiempo del preciso, y habrá bebido más de lo que pueda resistir. Y al regresar de noche, habrá en-contrado cerradas las puertas, deci-diéndose a dormir en el suelo.” Pero mientras conversaban de este modo, se levantó la brisa matinal, y acariciando al hermoso joven, le alzó la camisa. Despertó entonces, Badreddin, y hallándose tumbado cerca de aquella puerta desconocida y rodeado por tantas personas, se sorprendió mucho, y exclamó: “?Dónde estoy, buena gente? Os ruego que lo digáis. ?Y por qué me rodeáis así? ?Qué es lo, que ocurre?” Y le contestaron: “Nos hemos detenido por el gusto de verte. Pero ?no sabes que te hallas a las puertas de Damasco? ?En dónde has pasado la noche?” Y Hassán replico: “?Por Alah, buena gente! ?qué me decís? He pasado la noche en El Cairo, ?y me decís que estoy en Damasco?” Entonces se echaron a reír todos, y uno de ellos dijo: “?Ah gran tragador de has-chich!” Y dijeron otros: “Está loco, sin remedio. ?Lástima que esté de-mente un joven tan hermoso!” Y otros a?adieron: “Pero, en fin, ?qué historia es esa con que has querido enga?arnos?” Entonces Hassán Badreddin contestó: “?Por Alah! ?bue-na gente, yo no miento nunca! Os afirmo y repito que esta noche la he pasado en El Cairo, y la anterior en mi pueblo, que es Bassra.” Al oirle, uno gritó: “?Qué cosa más sorprendentel” Otro dijo: “?Está loco,” Y algunos se desternillaban de risa, dando palmadas. Y otros dijeron: “?No es una verdadera lás-tima que un joven tan admirable haya perdido la razón? ?Qué loco tan singular!” Y otro, más prudente, le dijo: “Hijo mío, vuelve en ti y no digas semejantes extravagancias.” Entonces Hassán contestó: “Sé muy bien lo que digo. Además, habéis de saber que anoche, en El Cairo, pasé una noche muy agradable como recién casado.” Entonces todos se convencieron de su locura. Y uno de ellos exclamó riéndose: “Ya veis que este pobre joven se ha casado en sue?os ?Y qué tal es ese matri-monio? ?Era una hurí?” Pero Badreddin empezaba a enfadarse, y les dijo: “Pues al que era una hurí, y he ocu-pado el lugar de un asqueroso joro-bado, y me he puesto su gorro de dormir, que es éste.” Y luego recapa-citó un momento, y dijo: “Pero ?por Alah! buena gente, ?en dónde está mi turbante, y mis calzoncillos, y mi ropón, y mis calzones? Y sobre todo, ?en dónde está mi bolsillo?” 相关资料 |