西语童话精选材料:LoquecontabalaviejaJuana05

全国等级考试资料网 2023-07-27 23:11:00 33

Se marcharon las golondrinas y se marchó también el estornino, para regresar a la primavera siguiente, y a la cuarta vez volvió también con ellos Rasmus. Había pasado el examen de oficial sastre y era un mozo guapo, aunque delgaducho. Su intención era cargarse la mochila a la espalda y marcharse a ver mundo, pero su madre deseaba retenerlo consigo. En ningún sitio se está tan bien como en casa. Los demás hijos se habían desperdigado todos, él era el más joven y debía quedarse con su madre. Trabajo no iba a faltarle, ni mucho menos; podría recorrer la comarca como sastre ambulante, trabajando quince días en un lugar y otros quince en otro. También esto sería viajar. Y Rasmus siguió el consejo de su madre.

Volvió, pues, a dormir bajo el techo de su casa natal, y, sentado al pie del viejo sauce, volvió a oír el rumor del viento soplando entre sus ramas.

Era un mozo de buena presencia, sabía cantar como un pájaro, cantar viejas y nuevas canciones. En las grandes fincas era recibido con simpatía, especialmente en casa de Klaus Hansen, el segundo entre los labradores ricos de la parroquia.

Su hija Elsa era como una bellísima flor, siempre risue?a. Algunas personas mal intencionadas aseguraban que reía sólo para exhibir sus preciosos dientes, pero la verdad es que era alegre por naturaleza y aficionada a travesuras; pero todo le estaba bien.

Se prendó de Rasmus, y él de ella, pero los dos se lo guardaron. Así fue cómo el muchacho se volvió melancólico; tenía más del temperamento de su padre que del de su madre. Su buen humor se despertaba solamente cuando llegaba Elsa; entonces los dos se reían, bromeaban y hacían travesuras; pero, aunque no le faltaron buenas oportunidades, nunca le dijo una palabra de su pasión. ??Qué más da! -pensaba-. Sus padres quieren casarla bien, y yo no tengo nada. Lo más acertado sería marcharme de aquí?. Pero no podía alejarse de la finca; le parecía que un hilo lo atase a ella; para la muchacha era como un pájaro amaestrado, que cantaba y trinaba al gusto de ella.

Juana, la hija del zuequero, estaba empleada como sirvienta en la propiedad, donde tenía que hacer los trabajos más humildes; iba al prado con el carro de la leche a orde?ar las vacas junto con otras criadas, y cuando era preciso acarreaba también estiércol. Nunca entraba en las habitaciones principales, y apenas veía a Rasmus y a Elsa, pero oía que eran casi prometidos.

-Rasmus será rico -decía-. Me alegro por él -. Y sus ojos se humedecían, lo cual cuadraba muy mal con sus palabras.

Un día de mercado, Klaus Hansen se trasladó a la ciudad, acompa?ado de Rasmus, que, tanto a la ida como a la vuelta, viajó al lado de Elsa. Estaba loco de amor, pero no lo dio a entender en nada.

??Sería hora de que hablara! -pensaba la muchacha, y hay que convenir en que tenía razón-. Si no se decide, tendré que sacudírmelo?.

Y pronto se habló en la casa de que el campesino más rico de la parroquia se había declarado a Elsa. Así era, en efecto, pero todo el mundo ignoraba la respuesta de la joven.

Los pensamientos daban vueltas en la cabeza de Rasmus.

Un atardecer, Elsa le puso un anillo de oro en el dedo y le preguntó qué significaba aquello.

-Noviazgo -dijo él.

-?Y con quién crees tú? -preguntó ella.

-?Con el rico labrador? -aventuró él.

-?Acertaste! -exclamó Elsa, y, saludándolo con un gesto de la cabeza, se marchó.

También se marchó él, y volvió a casa de su madre fuera de sí. Se ató la mochila y se dispuso a lanzarse al mundo, a pesar de las lágrimas de la vieja.

Cortó un bastón del viejo sauce, cantando como si estuviese de buen humor porque se marchaba a ver las maravillas del ancho mundo.

-?Qué pena para mí! -suspiró la mujer-. Pero es lo mejor y más acertado que puedes hacer, y debo resignarme. Confía en Dios y en ti, que yo espero volverte a ver alegre y contento.

Avanzaba por la nueva carretera cuando vio a Juana, que pasaba guiando un carro lleno de estiércol. Ella no se había dado cuenta de su presencia, y él prefería que no lo viese; por eso se ocultó detrás de un vallado, y Juana pasó a poquísima distancia.

Se marchó a correr mundo, nadie supo adónde. Su madre pensaba que regresaría antes de fin de a?o.

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