西班牙语经典:一千零一夜(37)

全国等级考试资料网 2019-01-22 09:08:32 33

-Sí -afirmó el bisabuelo, dándome un beso-. Sí, y yo he visto los dulces ojos infantiles que por primera vez descubrieron y comprendieron estas fuerzas de la Naturaleza; eran unos ojos infantiles como los tuyos. ¡Y he estrechado su mano! -. Y volvió a besarme.

Había transcurrido más de un mes cuando llegó una carta de Federico con la noticia de que estaba prometido con una muchacha joven y bonita, y expresaba la confianza de que toda la familia se alegraría. Enviaba su fotografía, que fue examinada a simple vista y con una lupa, pues aquello era lo bueno de los retratos, que permitían ser examinados con la lente más nítida, y entonces aún se notaba más el parecido. Esto no lo habría podido hacer ningún pintor, ni los más famosos de los tiempos pretéritos.

-¡Ah, si entonces hubiesen conocido este invento! -dijo el abuelo-. Habríamos podido ver cara a cara a los bienhechores y a los grandes hombres del mundo.

-¡Qué simpática y buena parece esta muchacha! -dijo, mirándola con la lupa-. La conoceré en cuanto entre en la habitación.

Poco faltó para que esto no ocurriera nunca; afortunadamente nos enteramos del peligro cuando ya había pasado.

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