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全国等级考试资料网 2023-03-05 16:11:49 48
LA TORTUGA GIGANTE
Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires y estaba muy
contento porque era un hombre sano y trabajador. Pero un día se
enfermó, y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo
podría curarse. El no quería ir porque tenía hermanos chicos a quienes
daba de comer; y se enfermaba cada día más. Hasta que un amigo
suyo, que era director del Zoológico, le dijo un día:
-Usted es amigo mío, y es un hombre bueno y trabajador. Por eso
quiero que se vaya a vivir al monte, a hacer mucho ejercicio al aire libre
para curarse. Y como usted tiene mucha puntería con la escopeta,
cace bichos del monte para traerme los cueros, y yo le daré plata
adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien.
El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos
que Misiones todavía. Hacía allá mucho calor, y eso le hacía bien.
Vivía solo en el bosque, y él mismo se cocinaba. Comía pájaros y
bichos del monte, que cazaba con la escopeta, y después comía frutas.
Dormía bajo los árboles, y cuando hacía mal tiempo construía en cinco
minutos una ramadal con hojas de palmera, y allí pasaba sentado y
fumando, muy contento en medio del bosque que bramaba con el
viento y la lluvia.
Había hecho un atado con los cueros de los animales, y los llevaba al
hombro. Había también agarrado, vivas, muchas víboras venenosas, y
las llevaba dentro de un gran mate, porque allá hay mates tan grandes
como una lata de querosene.
El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito.
Precisamente un día en que tenía mucha hambre, porque hacía dos
días que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre
enorme que quería comer una tortuga, y la ponía parada de canto para
meter dentro una pata y sacar la carne con las u?as. Al ver al hombre
el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero
el cazador que tenía una gran puntería le apuntó entre los dos ojos, y le
rompió la cabeza. Después le sacó el cuero, tan grande que él solo
podría servir de alfombra para un cuarto.
-Ahora-se dijo el hombre-voy a comer tortuga, que es una carne muy
rica.
Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la
cabeza casi separada del cuello, y la cabeza colgaba casi de dos o tres
hilos de carne.
A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lástima de la pobre
tortuga, y la llevó arrastrando con una soga hasta su ramada y le vendó
la cabeza con tiras de género que sacó de su camisa, porque no tenía
más que una sola camisa, y no tenía trapos. La había llevado
arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y
pesaba como un hombre.
La tortuga quedó arrimada a un rincón, y allí pasó días y días sin
moverse.
El hombre la curaba todos los días, y después le daba golpecitos con la
mano sobre el lomo.
La tortuga sanó por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enfermó.
Tuvo fiebre y le dolía todo el cuerpo.
Después no pudo levantarse más. La fiebre aumentaba siempre, y la
garganta le quemaba de tanta sed. El hombre comprendió que estaba
gravemente enfermo, y habló en voz alta, aunque estaba solo, porque
tenía mucha fiebre. 相关资料

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