哈姆雷特 第四幕之第七场

全国等级考试资料网 2023-02-15 20:20:07 25
IV.vii Entran el REY y LAERTES. REYTu conciencia debe ahora sancionarmi absolución, y tu pecho acogerme como amigo,pues has podido oír y comprobarque el hombre que mató a tu noble padreatentaba contra mí.LAERTESEs evidente. Mas decidmepor qué no procedisteis contra hechostan graves y tan ciertos de pena capital,cuando a ello tanto os obligabanvuestra seguridad, prudencia y más motivos.REYPor dos razones especialesque, aunque a ti te parezcan harto endebles,tienen fuerza para mí. Su madre, la reina,le idolatra y, en lo que a mí respecta(sea mi suerte o mi desgracia, no sé cuál),tal es mi conjunción con ella en cuerpo y almaque, cual astro que sólo gira dentro de su esfera[L1],yo fuera de ella no existo. La otra razónpara no haber hecho cargos públicoses el cariño que las gentes le profesan:un afecto que, sumergiendo sus delitos,cambiaría sus culpas en virtudescual la fuente que transmuta en piedra la madera[L2].Así, mis flechas, de ingrávida varapara viento tan fuerte, habrían regresadoa mi arco sin hacer diana.LAERTESY yo me encuentro sin mi noble padrey a mi hermana en condiciones angustiosas,que, si elogio lo que fue, desde una cumbrepodía haber retado al mundo enteroa emular sus perfecciones. Mas ya me vengaré.REYPor eso no pierdas el sueño. No creasque estoy hecho de sustancia tan inerteque dejo que el peligro me tire de la barbay lo tomo a simple juego. Pronto has de oír más.Yo quería a tu padre, y me quiero a mí mismo,y esto espero que te enseñe a imaginar... Entra un MENSAJERO.     ¿Qué pasa? ¿Hay noticias?MENSAJEROSeñor, cartas de Hamlet.    Ésta para Vuestra Majestad, ésta para la reina.REY    ¿De Hamlet? ¿Quién las ha traído?MENSAJEROSeñor, dicen que marineros. Yo no los vi.    Me las dio Claudio; él las recibió.REYLaertes, tú has de oírlo. ‑Déjanos. Sale el MENSAJERO. [Lee] «Excelsa Majestad: Sabed que, despojado, he puesto pie en vuestro reino. Mañana he de pediros licencia para presentarme ante vos y, con vuestra venia, exponeros las razones de mi pronto e insólito regreso.Hamlet.»¿Qué significa esto? ¿Han vuelto los demás?¿O es alguna trampa y todo es falso?LAERTES¿Conocéis la letra?REYEs la de Hamlet. «Despojado.»Y en posdata dice «solo». ¿Te lo explicas?LAERTESSeñor, no entiendo nada. Pero que venga.Alivia la dolencia de mi pechopensar que viviré para decirle a la cara:«¡Así mataste!»REYLaertes, en tal caso (y parece extraño, pero cierto),¿dejarás que yo te guíe?LAERTESSí, mientras no me desviéis hacia la paz.REYHacia tu paz. Si ahora ha regresadotras cortar su travesía y no piensareemprenderla, le induciréa un encuentro cuya trama está maduray en el cual sin remedio ha de caer.Por su muerte no habrá un hálito de culpa:ni su madre advertirá la mañay la creerá un accidente. Hace unos dos mesesestuvo aquí un caballero normando.Yo he visto a los franceses, he luchado contra ellos,y son diestros a caballo, pero este valientetenía magia. Clavado a la silla,conseguía del animal tales prodigioscual si fuese un solo cuerpo con la bestiay de su especie por mitad. Tanto rebasabami inventiva que yo, imaginando piruetas,quedaba atrás de las suyas.LAERTES¿Normando decíais?REYNormando.LAERTESSeguro que Lamord[L3].REYEl mismo.LAERTESLe conozco bien. Es la gala y la gema de su tierra.REYDio testimonio de tiy alabó de tal modo tu destrezaen el arte y ejercicio de la esgrima,sobre todo tu dominio del estoque,que exclamó: «¡Qué espectáculo seríasi él tuviera un rival!» Este elogioenvenenó de envidia a Hamlet, a tal puntoque no hacía sino pedir y deseartu rápido regreso por luchar contra ti.De todo esto...LAERTESDe todo esto, ¿qué, señor?REYLaertes, ¿no querías a tu padre?¿O eres como imagen del dolor,como un rostro sin alma?LAERTES¿Por qué lo preguntáis?REYNo es que crea que no querías a tu padre;es que sé que el amor está sujeto al tiempoy veo, pues lo prueba la experiencia,que el tiempo le resta su fuego y ardor.Hamlet regresa. ¿A qué estarías dispuestopor mostrar, más en hechos que en palabras,que eres digno de tu padre?LAERTESA degollarlo en la iglesia.REYNi al crimen debe darse refugio en sagrado,ni poner freno a la venganza. Mas, buen Laertes,si piensas actuar, permanece en tu aposento.Hamlet sabrá que has regresado.Haré que algunos elogien tu excelenciay den doble barniz al gran renombreque el francés te dispensó, os junten finalmentey arreglen las apuestas sobre ambos.El, como es despreocupado, noble e incapazde estratagemas, no mirará las armas; así,con sutileza de manos, te será fácilescoger una espada con punta[L4]y, de una artera estocada, desquitarte.LAERTESLo haré; y a ese finuntaré mi espada de veneno.Le compré un ungüento a un charlatán,tan mortal que un cuchillo en él mojadodonde hiere no hay emplasto milagrosocompuesto con las hierbas mas energicasdel mundo que salve de la muertea quien sólo haya arañado. Pondré el venenoen la punta y bastará con que le rocepara que sea su muerte.REYLo estudiaremos. Ponderaqué momento y qué medios favorecennuestro objeto. Si éste fracasaray nuestra mala actuación mostrase el plan,más valdría no intentarlo. Por tanto, a tu proyectohay que añadirle otro de reservapor si fuera a malograrse. Espera, a ver.Haré una apuesta solemne por vuestra maestría.Eso es. Cuando el esfuerzo os dé calor y sed(y habrás de hacer más violentos los asaltos),y él pida de beber, le tendré preparadauna copa a propósito; con que la sorba,aunque escape a tu golpe envenenado,nuestro plan se habrá cumplido. Entra la REINA. ¿Qué hay, querida esposa? REINAUna pena le pisa los talones a la otra;tan rápido se siguen. ‑ Laertes, tu hermana se ha ahogadoLAERTES¿Ahogado? ¿Dónde?REINASobre un arroyo, inclinado crece un sauceque muestra su pálido verdor en el cristal.Con sus ramas hizo ella coronas caprichosasde ranúnculos, ortigas, margaritas, y orquídeasa las que el llano pastor da un nombre groseroy las jóvenes castas llaman «dedos de difunto».Estaba trepando para colgar las guirnaldasen las ramas pendientes, cuando un pérfido mimbrecedió y los aros de flores cayeron con ellaal río lloroso. Sus ropas se extendieron,llevándola a flote como una sirena;ella, mientras tanto, cantaba fragmentosde viejas tonadas como ajena a su tranceo cual si fuera un ser nacido y dotadopara ese elemento. Pero sus vestidos,cargados de agua, no tardaron muchoen arrastrar a la pobre con sus melodíasa un fango de muerte[L5].LAERTESAh, así que está ahogada.REINAAhogada, ahogada.LAERTESPobre Ofelia, bastante agua has tenido:me prohibo llorar. Y sin embargo,es humano; se impone la naturaleza,aunque sea vergonzoso. Cuando cese mi llanto,ya no habrá mujer. ‑ Adiós, señor.Tengo palabras de fuego queriendo encenderse,pero este desliz las apaga. Sale. REYSigámosle, Gertrudis.Mucho me ha costado aplacar su ira,y ahora me temo que vuelve a empezar.Sigámosle. Salen. [L1]Según la astronomía tolemaica, cada astro o planeta giraba alre­dedor de la Tierra llevado en una esfera envolvente de la que era inse­parable. [L2]Posible referencia a la petrificación causada por las capas de cal que depositaba el agua de algunas fuentes. [L3]El nombre sugiere el francés «La mort». Este detalle es apropiado a una obra en que la muerte es uno de los temas principales, especial­mente en esta parte, en que comienza a ser insistente. [L4]El encuentro se realizará con las antiguas espadas de esgrima (despuntadas), no con los floretes modernos provistos de botón en la punta. [L5]En 1579 se ahogó en el Avon, cerca de Stratford, una tal Katharine Hamlett. La escena y las circunstancias de su muerte parecen haber inspirado este relato. 相关资料

相关阅读