西语名著阅读:堂吉诃德Capítulo VIII I
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2022-09-07 04:44:11
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El vizcaíno, que así le vio venir contra él, bien entendió por su denuedo su coraje, y determinó hacer lo mismo que Don Quijote: y así le aguardó bien cubierto de su almohada, sin poder rodear la mula a una ni a otra parte, que ya de puro cansada, y no hecha a semejantes ni?erías, no podía dar un paso. Venía, pues, como se ha dicho, Don Quijote contra el cauto vizcaíno con la espada en alto, con determinación de abrirle por medio, y el vizcaíno le aguardaba asimismo, levantada la espada y aforrado(获得自由的) con su almohada, y todos los circunstantes estaban temerosos y colgados de lo que había de suceder de aquellos tama?os golpes con que se amenazaban, y la se?ora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de Espa?a, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban. Pero está el da?o de todo esto, que en este punto y término deja el autor de esta historia esta batalla, disculpándose que no halló más escrito destas haza?as de Don Quijote, de las que deja referidas. Bien es verdad que el segundo autor de esta obra no quiso creer que tan curiosa historia estuviese entregada a las leyes del olvido, ni que hubiesen sido tan poco curiosos los ingenios de la Mancha que no tuviesen en sus archivos o en sus escritorios algunos papeles que de este famoso caballero tratasen; y así, con esta imaginación, no se desesperó de hallar el fin de esta apacible historia, el cual, siéndole el cielo favorable, le halló del modo que se contará en el siguiente capítulo.
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