西语童话资料:Loschanclosdelasuerte05

全国等级考试资料网 2022-12-17 21:40:07 47

Al expresar este deseo, obró el hechizo de los chanclos que se había calzad el vigilante nocturno pasó a convertirse en el teniente. Se encontró en la habitación alta, con un papel color de rosa en las manos, en el que estaba escrita una poesía, obra del propio teniente. Pues todos hemos tenido en la vida un momento de inspiración poética, y si entonces hemos anotado nuestros pensamientos, el resultado ha sido una poesía. La del papel rezaba así:

?Quién fuera rico!, suspiré a menudo,

cuando un palmo del suelo levantaba.

Fuera yo rico, serviría al rey

con sable y uniforme y bandolera.

Llegó sí el tiempo en que fui oficial

mas la riqueza rehuye mi encuentro.

?Ayúdame, Dios del Cielo!

Era, una noche, joven y dichoso,

me besaba en los labios una ni?a.

Yo era rico en hechizos y poesía,

pero pobre en dineros, ?ay de mí!

Ella sólo pedía fantasías,

y en esto yo era rico, que no de oro.

Tú lo sabes, Dios del Cielo.

?Quién fuera rico!, suspira mi alma.

Ya la ni?a se ha hecho una doncella,

hermosa, inteligente y bondadosa.

?Si oyera mi canción, que hoy yo te canto

y quisiera quererme como anta?o!

Pero he de enmudecer, pues soy tan pobre.

?Así lo quieres, Dios del Cielo!

?Oh, sí fuera yo rico en paz y amor,

no irían al papel estas mis penas.

Sólo tú, amada, puedes comprenderme.

Lee estas líneas, oye mi lamento...

oscuro cuento, hijo de la noche,

pues que sólo tinieblas se me ofrecen...

?Bendígate el Dios del Cielo!
Poesías así sólo se escriben cuando se está enamorado; pero un hombre discreto se abstiene de darlas a la luz. Teniente, amor, escasez de dineros, es un triángulo o, lo que viene a ser lo mismo, la mitad del dado roto de la felicidad. El teniente lo experimentaba en su entra?a, y por eso suspiraba con la cabeza apoyada contra el marco de la ventana.

?Ese pobre vigilante de la calle es mucho más feliz que yo; no conoce lo que yo llamo la miseria; tiene un hogar, mujer e hijos, que lloran con sus penas y gozan con sus alegrías. ?Ah, cuánto más feliz sería yo si pudiese cambiarme con él, y avanzar por la vida enfrentándome con sus exigencias y sus esperanzas! ?Sin duda es más feliz que yo!?.

En el mismo instante el vigilante volvió a ser vigilante, pues con los chanclos de la suerte se había transformado en el teniente, pero, según hemos visto, se sintió desdichado y deseó ser lo que poco antes era. Y de este modo el vigilante pasó de nuevo a ser vigilante.

?Ha sido un sue?o muy desagradable -dijo-, pero muy raro. Me pareció que era el teniente de arriba, y, sin embargo, no me dio ningún gusto. Echaba en falta a mi mujercita y los chiquillos, que me aturden con sus besos?.

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